Propaganda pro consumismo nos hace ver al fan como una versión inocente del fanático. Un “hobby”, en lugar de una actividad que uno disfruta, hoy define un hábito obsesivo.
A ser coleccionista, fan de la moda o de la tecnología, lo ves como algo normal, ¿no? Aun cuando sabes que toda esa basura no biodegradable y tóxica que generas por el capricho de “estar a la moda” acaba en tu plato (por ejemplo el plástico y baterías de tus smartphone viejos) te sientes incómodo contigo mismo si no sigues al resto, ¿no?
Sigo creyendo que el capitalismo no es mal sistema; no es el capitalismo sino el fanatismo el origen del consumismo. En ningún caso el fanatismo es algo sano. Inocentes fan han sido los ladrillos de todos y cada uno de los imperios construidos por la humanidad. E imperio siempre implica esclavitud.
¿Qué es el fanatismo, entonces? Conocido también como “fascismo” o “religión”, fanatismo es apatía, desidia, en el sentido de no tener voluntad de aceptar la responsabilidad de nuestro verdadero punto de vista, que es el elaborado por nuestro propio intelecto y basado en nuestro propio conocimiento y experiencia. En pocas palabras, fanatismo es lo que nos queda cuando nos negamos a pensar. Si existe en esta vida, en este mundo algo a qué poder llamar “independencia” o aún “libertad” es lo que conseguimos a través de nuestro propio honesto pensamiento; fanatismo significa renunciar a esto en favor de un falso sentimiento de comodidad y seguridad.
©2017 - Walter Alejandro Iglesias